lunes, 20 de febrero de 2012

Prólogo y Primer capítulo ^^

Aquí está el prólogo de la historia, espero que os guste! ^^

PRÓLOGO

 
Camino entre silvas y enredaderas, pinchándome las piernas, haciéndome cortes, de los que a veces brotan hilillos finos de sangre. Aunque el dolor se intensifica por momentos, sigo caminando, sin saber muy bien que rumbo tomar. Unas pisadas a mi espalda me sorprenden, y hacen que eche a correr. Acabo tropezando con una gran roca que sobresale en el suelo, y caigo al suelo, manchándome de barro, hojas y ramas.
Me levanto del suelo apoyándome en la roca que ocasionó mi caída. Apenas consigo mantenerme en pie sin que me tambalease un poco. Escucho atentamente. Nada. Por lo visto, mi extraño perseguidor me había dejado tranquila. <> pienso, mientras observo lo que se encuentra a mi alrededor.
El camino que anteriormente había estado lleno de hierba y hojas, se encuentra ahora limpio, cuidado y en perfecto estado. Parece el típico camino que hay en los cuentos, esos que llevaban hasta la casa de una bruja mala, pero que engaña a los niños haciéndoles creer que es buena. Sin embargo, eso es imposible. Quizás al final de aquel camino encuentre una casa en la que descansar, con una familia feliz que me acoja.
Camino, y el tiempo pasa. La pesadumbre se me hace inmensa. Al igual que el cansancio. Por fin, atisbo el final del camino. Con mis últimas energías, acelero el paso, y llego hasta el final de aquel camino que parecía interminable.
Una pared.
<<¿Una pared? ¿Eso es lo único que encuentro tras un viaje insoportable, heridas y sustos? ¿Una mísera pared?>> pienso, a punto de gritar con todas mis fuerzas. En vez de eso, prefiero descargar mi furia golpeando con una patada la pared.
De repente, todo comienza a temblar: la pared, el suelo, los árboles. <> pienso, y echo a correr, escondiéndome en el lugar más cercano que encuentro.
Durante unos minutos eternos, todo parece indicar a que esto es el final. Pero, como si de magia se tratase, todo cesa. El silencio se vuelve a adueñar de aquel camino. Salgo lentamente de mi escondrijo, y me acerco a la pared. La toco y, para mi sorpresa, los ladrillos caen amontonados en el suelo, dejando libre una puerta lo suficientemente grande como para que yo me meta dentro.
Haciendo caso a mi instinto, entro por la puerta y bajo por unas escaleras decrépitas que hay a la derecha. Cuando alcanzo el final de las escaleras, observo a mi alrededor. Parece que me encuentro en un túnel subterráneo. Allí dentro la luz es muy escasa, y muy tenue. Tan solo iluminan los túneles unas pocas velas, colgadas de las paredes.
Para poder ver mejor, cojo una de las velas y empiezo a caminar. Es extraño, siento que ya he estado aquí alguna vez… Pero no recuerdo cuándo. Me fijo en aquellas paredes, y las toco. Siento que mi mano toca algo frío, y acerco la vela a la pared. Una pequeña hilera de diamantes se encuentra allí, formando una recta perfecta. Los toco con delicadeza maravillada por todo lo que estoy encontrando.
De repente, oigo un grito.
El grito es muy agudo, insoportable, y lo peor es que se acerca cada vez más y más hacia mí. Corro en un intento de salvar mi vida, pero no encuentro ningún lugar en el que esconderme. Decido agacharme, justo cuando el grito sobrepasa mi cabeza. <<¡Un pájaro!>> pienso, aliviada de que no fuese nada peor.
Pero entonces, de repente, noto un dolor inmenso en mi pierna, y miro hacia ella. Un pequeño cuchillo se encuentra en mi rodilla, provocando que grandes cantidades de sangre caigan de ella.
Apenas puedo dar un pequeño grito cuando me empiezo a marear. Intento detener la hemorragia con mis manos, pero lo único que consigo es mancharme aún más de sangre. Al final, desisto en el empeño y caigo tumbada al suelo. La vista se me nubla cada vez más y ya casi no puedo ver.
Entonces lo oigo. Su risa, sus pasos.
Una figura encapuchada me mira desde arriba. A pesar de aquella oscuridad, si hubiera estado en condiciones normales, habría conseguido distinguir algún rasgo suyo. Pero no estoy en condiciones normales. La vista se me nubla cada vez más y más.
Oigo su risa una última vez, y veo cómo se marcha riendo a carcajadas.
Y luego oscuridad.
                               CAPÍTULO 1

Una mañana de un día de abril, en la casa de Alice.
El sol se flitraba por las ventanas, atravesando las cortinas y dando de pleno en mi cara. Fuera, en la mañana soleada, algún pajaro cantaba para atraer a las demás hembras. Fuera había un paisaje llamtivo y multicolor, lo que se denominaría un paisaje perfecto. Pero dentro de mi habitación solo había oscuridad y tensión.
Me retorcía entre las sábanas mientras murmuraba cosas inteligibles. Gotas de sudor me surcaban el rostro, y tenía la tez muy pálida.
 Me desperté jadeando en la cama. Como suponía, todo estaba oscuro y silencioso. Observé mis manos.
¡Estaban llenas de restos de tierra y hojas!
¿Pero cómo era eso posible? No había salido de mi cama en toda la noche, y había dormido como un lirón. Pero sin duda, aquello era tierra, y restos de hojas. Encendí la luz, dispuesta a ir al baño y lavarme. Pero, en cuanto pulsé el interruptor, me di cuenta del tremendo error que acababa de cometer. Mi hermana, Ross, estaba  durmiendo en la cama de al lado. Estaban haciendo cambios  en su habitación (concretamente, estaban agrandándola) y  había venido a dormir a la mía durante unos días. Pero ya  era demasiado tarde. Ross se desperezó en la cama y abrió  los ojos. Antes de nada, miró el despertador (cosa que yo no había hecho) y yo también lo hice. Eran las 6 y media de la mañana de un domingo. Enfadada al ver la hora que era, Ross me miró y espetó:
-Vaya, gracias por despertarme.
 Yo sonreí. Sabía perfectamente que en realidad no estaba  enfadada. Además de hermanas, éramos muy buenas amigas,  y nos enfadábamos muy pocas veces.
 -Lo siento,-respondí- no me di cuenta de que estabas aquí.
-Ya, claro.-sonrió, y su cara cambió de repente a una de preocupación- ¿Oye Alice estás bien? Estás totalmente pálida.
-¿Si? Pues no sé. Quizas esté un poco mareada.
-Vamos a mí no me engañas, y lo sabes perfectamente. ¿Qué es lo que ha pasado?
-Nada, nada... Solo una pesadilla. Nada fuera de lo común y...
-¿¡Pero que te ha pasado en las manos?!
-¿Qué?-dije
Al instante me di cuenta de que había movido las manos justo en las narices de Ross, y me las había visto totalmente sucias.
-Nada, no me ha pasado nada, es solo que antes he tropezado con una maceta y se me ha roto.
-Mira, deja de decir gilipolleces ¿vale? Dime ahora mismo lo que te ha pasado.
Sí. Ross era mi hermana pequeña, pero a veces se comportaba como si tuviera 20 años más qe yo.
-Ya te he dicho que yo no he hecho nada. Tuve una pesadilla horrible y...me desperté con las manos así.
-Oh venga ya, ¿no pretenderás que me crea semejante estupidez?
-No te la creas, pero es la verdad.
Y aunque Ross era muy testaruda, sabía muy bien cuándo los demás decían la verdad o no, y ella vio en mis ojos que le estaba diciendo la verdad.
-Está bien, dime todo lo que has visto en ese sueño.
Le relaté todo lo que había sucedido. Al terminar, Ross se levantó de su cama y se acercó a la mía, subió y se sentó a mi lado.
-Así que, en esa pesadilla, tú "morías".
-Bueno, no sé si eso se puede denominar exactamente como "morir", pero si que recuerdo que no sentí nada.
-Espera, ¿cómo que sentir?
-Pues eso, que no sentí nada.
-Espera un momento, en las pesadillas no se siente. Se piensa y puede que se sienta como mucho el miedo pero, no se sienten el dolor, ni las demás cosas.
-Eso es lo raro. Aparte de que es como si hubiera ido a ese camino de verdad, cuando me disparaban algo, o me tiraban algo, sentía un dolor inmenso. Y en el final, es como si de verdad me doliese la cabeza muchísimo y es como si estuviese a punto de explotarme. Y sentí alivio cuando al fin solo hubo oscuridad.
-Oye ya sé que tú eres la hermana mayor y tal, pero eso NO es normal.
Ross parecía en verdad muy preocupada.
-Lo sé, y prometo hacer algo al respecto, pero por ahora prefiero que esto quede en secreto, ¿vale?
-No, no, no. Espera un segundo. Se lo podemos esconder a John y a mamá, pero a Luis no podemos.
Luis era algo parecido a un hermanstro nuestro. Yo, Alice, tenía 16 años y Ross y Luis tenían 15. En realidad, Luis no era ni nuestro hermanastro ni nuestro hermano. Era nuestro amigo y el hijo del novio de mi madre.
Mi madre y mi padre siempre habían vivido felices, hasta que un día comenzaron a discutir por una tontería, pero para ellos supuso mucho. Desde entonces, ni mi madre ni mi padre habían vuelto a hablarse. Llegado un día, la tensión era tan insoportable que mi padre se marchó de casa, dejando a mi madre a cargo de Ross y de mí, y abandonándonos. Durante mucho tiempo, mi madre había ido a psicologos, y en gran parte Ross y yo aprendimos a criarnos solas. Hasta que mi madre, hará unos 3 o 4 años, empezó a salir con John. John es el padre de Luis, y también estaba divorciado, como mi madre. Ambos se habían conocido un día en el psicólogo. Y ahora, mi madre y él estaban pensando en casarse y... ¡yo no me lo podía creer!
Yo no quería mucho a John. Y tenía mis razones.
John era un tipo muy majo, de esos que casi siempre le caen bien a todos. Y yo sabía que si me encariñaba un poquito más con él, acabaría queriéndole como si fuera mi padre. ¡Y yo no quería que eso pasara! Porque si por alguna razón él y mi madre dejaran de ser novios o se divorciaran (si se llegaban a casar) y nos abandonara, no podría soportar que mi “otro padre” me abandonase, como “el anterior”. Por eso no le quería como a un padre de verdad. Es cierto que sí que hablaba con él, le gastaba bromas etc. Pero había cosas que no podía hacer por nada del mundo, como llamarle papá.
Aun así, volviendo al tema principal, a Luis lo quería mucho y a él si que lo trataba como a Ross o a mamá, es decir, como a alguien más de la familia. Porque él nunca nos abandonaría a Ross y a mi, igual que nosotras no le abandonaríamos a él. Sabía que podía confiar en él.
Así que no tuve más remdio que decirle a ross:
-Está bien, se lo diremos a Luis, pero ahora no, más tarde, son  las 6 y media de la mañana.
-Lo sé, lo sé.... Ahora es mejor que durmamos porque no se tu, pero yo estoy agotada. ¡Ah! Y yo de ti me iba a lavar esas manos antes de acostarse.
-Sí, a eso voy. Hasta mañana, o más bien, hasta dentrro de un rato.
-Hasta luego.-se despidió Ross.
Apagué la luz y salí de la habitación. Caminé por el largo pasillo hasta llegar al baño. Lenta y sigilosamente, abrí la puerta y entré dentro, con cuidado de no hacer ruído.
Cuando estuve dentro, me dirigí hacia el lavabo y abrí el grifo.
De repente, como salido de la nada, un ruído en la bañera me detuvo. había sido un ruído parecido a un paso. La bañera se encontraba justo detrás mia, y tenía las cortinas corridas. de nuevo aquel sonido.
Temblando, cerré el grifo y me di la vuelta.
-Ho...¿hola?-tragué saliva-Quien seas o lo que seas, fuera de aquí.
De nuevo, la pisada. Intenté vislumbrar algo detrás de la cortina, pero era demasiado opaca. Así que, temblando aún más, me acerqué a la bañera. De nuevo, otra pisada se escuchó, esta vez proveniente del interior de la bañera.
Estaba a tan solo un paso de la bañera. Alargué la mano y cerrando los ojos, descorrí la cortina y...
Nada.
Nada me atacó, nada me mató y nada me tocó siquiera. pero lo que vi fue mucho peor, lo que había en el interior de aquella bañera era mucho más terrorífico que cualquier otra cosa que pudiera haber visto antes.
Dentro de la bañera, en el suelo, escrito con sangre, ponía:
¿Lista para sufrir como nunca antes?





4 comentarios:

  1. Mmmm... escribes bastante bien... pero... este primer capítulo no me ha llenado del todo... voy a echarle un vistazo al siguiente, a ver qué tal es!! Por el momento, sólo te puedo decir que sigas escribiendo así!

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  2. De momento me encanta *_* seguiré leyendo...

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  3. Muchas gracias majaa ^^
    Espero que te guste el resto! :)

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